BIO
Renzo Del Castillo was born in Lima, Peru. He came over to the United States as a child in order to further his education. Mr. Del Castillo graduated from the University of Florida with a B.A. in English specializing in Victorian Literature and an M.A. in Mass Communications specializing in Intercultural Communications. He has spent the last 10 years working in the healthcare industry as an IT professional. Mr. Del Castillo is an aspiring poet, essayist, and author; he has been published in Literary Yard.
His Instagram handle is @elrenz.
Canción Protesta Miamense
Afuera, otra tormenta.
El cielo color melocotón podrido deja caer piedras,
bombardeando sin piedad el excremento de pájaro
que adorna el Mazda de mi madre.
No reconozco nada.
Me he olvidado cómo hablar el lenguaje de mi casa.
Estoy pensando en contratar a un traductor para poder
pedir permiso.
Me da pena usar el baño,
pero me tomo libertades con el gabinete de licor.
El pan integral y el queso blanco
son mis fieles compañeros cuando la noche y el día
follan
y se enredan en tremenda Kama Sutra.
El internet me da préstamos para sobrevivir esta
bancarrota de melatonina.
Pero, como cualquier hijo de puta,
me sube los intereses cuando no me doy cuenta.
Mi billetera está vacía, pero siento su peso,
que me estorba al caminar.
Todo cuesta; hasta el meditar te quita tiempo.
¿Qué hay de esperar en una ciudad donde se usa el Nag
Champa para disimular
el tufo a marihuana?
Ya me imagino a Jesús jugando Monopolio
con Buda, Jehovah, Ja, Allah, y el Sol,
riéndose mientras pasan por “Salida” y reciben $25
adicionales
por sus servicios cuando sus fichas terminan en el
arca comunal.
El grupo entero bebiendo vino chileno,
sentados sobre nubes de malvavisco, tomando el día
libre,
hartos de escuchar en la oficina como cometemos
imbecilidades en su nombre
cuando ellos no tienen nada que ver.
Y aquí abajo la soledad tiene sabor
a vodka barata y a te de canela.
Primavera en Invierno
Estoy echado
esperando el milagro de tus caderas
caminando hacia mí.
¿Tienes idea de lo que has encontrado aquí,
en mis brazos,
cuando recorres mis venas con tus dedos de cereza,
escaso recurso en el desierto de mi temprana madurez?
Mientras espero a Dios, tu sexo es suficiente para
devolverme la fe.
Modern Vitruvian
The air
conditioner sputtered as it fanned
away the
lingering scent of alcohol.
I shuddered as I
felt shame creep up behind
me. She left
with my coat, a clear signal
that only a
tasteless fuck would wear otter
fur. What other
trinket had I picked up in Brasil?
Maybe my answer
lay in these murky waters,
drenched in the
Machiavellian philosophy
of her sweat.
Shaking off the cobwebs, I gathered
that this
morning woke up and found me
decked out in
the clumsiness of metaphor
and a shirt too thick
for this country.
I searched my
mp3s for Billy Joel’s “River
of Dreams,” trying to remember if she was blond,
a red-head, or
bald. I had no desire
to find her. I
don’t have the sand,
I told myself,
to acknowledge how I’ve betrayed
Fernanda again.
Tomorrow night, by our nightstand,
I’ll stroke her
long hair, noticing the milky way
it flows over my
fingers. I’ll say “Eu pequei
no camino para o seu coração,” knowing what that would imply.