BIO
José Carlos Yrigoyen was born in Lima, Peru in 1976 and studied law at the University of Lima. He has published various poetry collections, among them El libro de las moscas (1997), Lesley Gore en el infierno (2003), and Horoskop (2007). Most recently, he has published his second novel, Orgullosamente Solos (2016), an inquiry into his controversial grandfather, Carlos Miró-Quesada Laos, and Con todo, contra todos (2018), a history of the Peruvian national Soccer team from 1968 to 2018.
Alfredo Barnaby was born in Lima, Peru in 1986 and studied English and Psychology at the University of Idaho. He is currently a doctoral student in the Hispanic Studies program at the University of Washington.
“Family
Album” - José Carlos Yrigoyen
From
Los días y las noches de José Carlos
Yrigoyen (2005)
Coming back home late, abandoned
to the pleasures of burning herb and
working hours,
returning amid the scattered light of a
deserted street,
I have felt today, and I’m not sure
why, something that draws me
to write the story of the couple
sleeping five steps
from my room: the man and woman who
long ago
decided to lie down on a big bed,
enveloping me
with the murmur of their bodies, eyes
and hands
following the course of the warm white
river
through which I passed quietly between
them, proud
like a dead man denying them a kiss.
Perhaps it’s time to dive into that
river again.
Perhaps, I think, the time to be kind
has come,
to walk out into the night and free the
heart
in the same way a hand lets go of a
bird,
of finally banishing from my mind this
forbidden smoke
where my worn out body always
wanders.
But today, with my absolute nakedness
between my fingers,
sitting on the floor, facing the
window, writing
under a moon that shows no signs of forgiving
me,
I’d rather tell the story that began
every Sunday,
when he would pick her up in his car at
four p.m.,
at a corner near her house, waiting for
her to arrive,
and she would appear smiling like a
trapeze artist with no fear of heaven.
And yet his soul trembled like the
horse
about to jump through a burning ring.
But at the time all they cared about
was reaching the love motel near the
airport.
Inside the room, a wooden table and
rough mattress
witnessed their ceremonies, nasty
business of white folks.
She would undress under the flight of
the planes.
Then, she would twist her monkey tail
around my father’s legs,
her body a book I am not allowed to
read.
And a few hours later they must have
dressed and gone out again,
leaving the room to another couple who,
like them,
stood waiting their turn out in the
cold.
They went back there a couple more
times, I’m sure of that,
things happened that I’ve forgotten,
that they preferred
not to tell me, but are keeping for the
time of prayer.
But now I tell you that time will never
come,
and it is to this faraway place built
for the well-deserved rest
which over twenty years ago you waited
for,
father Jorge, mother Marisol,
where I’ve come back to show you your
son born in a hotel room,
so you can look him in the eye and
together welcome these words,
pale hands which through the air
brought us compassion,
mercy,
and other things we have yet to
understand.
“Álbum Familiar” - José Carlos Yrigoyen
De Los días y las noches de José Carlos Yrigoyen (2005)
Regresando
tarde a casa, ya entregado
a
los favores de la hierba quemada y a las horas de trabajo,
volviendo
entre la dispersa luz de una calle desierta,
hoy
he sentido, y no sé por qué, algo que me arrastra
a
escribir la historia de la pareja que duerme a cinco pasos
de
mi cuarto: hombre y mujer que tiempo atrás
se
dispusieron en medio de una gran cama, cercándome
con
el rumor de sus cuerpos, siguiendo con los ojos
y
con las manos el recorrido de un río blanco y caliente
por
el que yo pasé, sigiloso entre ellos, orgulloso
como
un muerto que a besarlos se niega.
Quizá
sea hora de volver a sumergirme en ese río.
Quizá
ha llegado, pienso, el momento de ser bueno,
de
salir a la noche y liberar el corazón
del
mismo modo en que la mano suelta al pájaro,
de
apartar por fin de mi mente este humo prohibido
donde
mi cuerpo agotado casi siempre se extravía.
Pero
hoy, con mi definitiva desnudez entre los dedos,
sentado
en el suelo, frente a la ventana, escribiendo
bajo
una luna que no tiene ninguna intención de perdonarme,
prefiero
contar la historia que comenzaba todos los domingos
cuando
él la recogía en su auto, a las cuatro de la tarde,
en
una esquina cercana a su casa, esperando verla llegar,
y
ella aparecía con la sonrisa del acróbata que no le teme al cielo.
Sin
embargo su alma temblaba tanto como el caballo
a
punto de saltar a través del aro ardiendo.
Pero
por ese entonces lo único que les
importaba
era
llegar a ese hotel barato cercano al aeropuerto.
Dentro
del cuarto, una mesa de palo y un áspero lecho
eran
testigos de sus ceremonias, sucio asunto de blancos.
Ella
se desnudaba. Bajo el vuelo de los aviones.
Luego
retorcía su cola de mono entre las piernas de mi padre.
Y
su cuerpo como un libro que no se me ha permitido leer.
Y
un par de horas después debían vestirse de nuevo y salir,
dejar
el cuarto para alguna otra pareja que, como ellos,
hizo
guardia esperando su turno en el frío de las afueras.
Volvieron
a ese lugar un par de veces más, eso es seguro,
sucedieron
cosas que he olvidado, que han preferido
no
contarme, sino guardar para el tiempo de alabanza.
Pero
ahora les digo que ese tiempo nunca llegará,
y
es a este lejano lugar levantado para el reposo debido
que
hace más de veinte años ustedes esperaron,
padre
Jorge, madre Marisol,
donde
he vuelto para que miren a su hijo nacido en un cuarto de hotel,
para
que lo miren a los ojos y acepten juntos estas palabras,
manos
pálidas que a través del aire nos trajeron compasión,
misericordia,
y
otras cosas que aún no hemos entendido.